Instituciones
ii- Ediciones documentales
Es bien sabido que en España la edición de fuentes para el período estudiado ha experimentado un notable incremento desde los años 70-80 del siglo pasado, no sólo desde un punto de vista cuantitativo sino también cualitativo, con ediciones críticas cada vez mejores y más abundantes. Los criterios editoriales también han evolucionado, pues si bien es cierto que no se han abandonado las publicaciones que recopilan documentos referidos a una entidad político-territorial (Catalunya Carolingia, por ejemplo, es todavía un proyecto vigente) o al conjunto de un reinado (Colección diplomática de Alfonso VI, Gambra, 1998), lo cierto es que, como se ha dicho antes, es la lógica 'institución-edición' la que ha dominado el panorama de edición de fuentes (Ver Fuentes). No obstante, los criterios adoptados en las diferentes ediciones no son homogéneos en aspectos clave como la distinción entre documentos conservados en pergaminos sueltos o copiados en cartularios, las técnicas de datación, la inclusión o no de los que se sabe perdidos, la consideración de los falsos, o incluso el mismo concepto de unidad documental. Por ello, son necesarias algunas breves precisiones acerca de cómo hemos enfrentado estos problemas en la elaboración de la base de datos PRJ.
Colecciones facticias medievales (+)
Es un fenómeno conocido que los fondos documentales de las grandes instituciones eclesiásticas (en paralelo a su propio desarrollo institucional) se formaron en gran medida con la incorporación de los archivos de otras entidades monásticas menores cuando éstas quedaron integradas en ellas, que -como hoy sabemos- incluían también documentación procedente de archivos laicos1. Esta dinámica acumulativa plantea problemas para la contabilización de los diplomas conservados de cualquiera de estas entidades institucionales, pues al contabilizarlos se obvia la posible procedencia de archivos de entidades menores. No resulta fácil ofrecer una solución general y homogénea para todos los casos, porque es muy común que se desconozca la procedencia de los documentos de las entidades incorporadas a otra mayor, que no es necesariamente donde fueron producidos y/o archivados inicialmente. Cuando esta procedencia se conoce a menudo se han publicado ediciones específicas de estas colecciones (así la del monasterio de Santa María de Piasca respecto a Sahagún, o la del monasterio de los Santos Justo y Pastor de Ardón respecto a la Catedral de León). Esta separación institucional y de edición se ha respetado en la base de datos PRJ, cuidando de no duplicar diplomas en el recuento. Pero además, se han planteado algunas estrategias experimentales respecto a determinados fondos que parece posible desglosar en función de este mismo criterio de 'institución de procedencia', debido a la estructura de los cartularios donde fueron copiados los documentos de las entidades incorporadas que indican, al menos de forma aproximada, los nombres de los monasterios integrados con la documentación correspondiente. Se trata de los cartularios de tres catedrales, el Tumbo Legionense de la Catedral de León, el Liber Fidei de la Catedral de Braga y el Livro Preto de la Catedral de Coimbra.
En el caso del Tumbo Legionense los editores detallan en sus introducciones la diversa procedencia monástica de la documentación catedralicia, de tal modo que en la base de datos PRJ se ha podido distinguir cada una de estas instituciones, 28 en total, contabilizado sus documentos e identificando los que contenían información judicial. Al nombre de cada uno de estos monasterios se han añadido las siglas CL, para indicar esta procedencia archivística. En la institución Catedral de León se han contabilizado los documentos atribuidos a la sede y también otros calificados por los editores de 'particulares' cuyo proceso de transmisión se desconoce.
En el caso del Liber Fidei, todos los documentos han sido contabilizados en la sede de Braga, con la excepción de los procedentes de dos monasterios cuyos documentos fueron integrados en dossiers individualizados en el cartulario: San Antonino de Barbudo (82 docs.) y Estêvão de Faiões (8 docs.). Los nombres de ambos van seguidos de las siglas CB, para indicar este desglose.
El caso del Livro Preto de la catedral de Coimbra es más complicado, porque no es posible individualizar claramente conjuntos documentales copiados en bloque, como en los casos anteriores. Es decir, resulta imposible reconstruir los archivos 'originales' de los monasterios incorporados que fueron copiados en el cartulario. En algunos casos, esta transferencia documental culmina en un proceso de transmisión muy complejo, similar a la de otros muchos cartularios catedralicios, que dificulta el desglose y, por el contrario, hace aconsejable atribuir todos los documentos copiados en ellos a la sede correspondiente. Para Coímbra se ha hecho una excepción para la documentación de dos únicos monasterios a los que corresponden 'conjuntos significativos de documentos' en el cartulario, indicando una incorporación masiva de sus respectivos archivos a la sede de Coímbra: San Salvador de Leça (26 docs.) y San Vicente da Vacariça (42 docs.). Los nombres de ambos van seguidos de las siglas CC, para indicar este desglose .
Colecciones facticias contemporáneas (+)
Durante mucho tiempo las únicas ediciones documentales a disposición de los historiadores respondían fundamentalmente a criterios no homogéneos de geografía política. Es decir, colecciones documentales que reúnen diplomas de las diversas instituciones eclesiásticas de un determinado territorio y período de tiempo (Catalunya Carolingia, Diplomática del período astur, Portugalie Monumenta Historica, entre otras, a las que podría añadirse el fondo antiguo de La Coruña, editada más recientemente), o recopilaciones de los diplomas regios, de uno o más reyes (los ejemplos son múltiples).
En la base de datos PRJ, ha parecido conveniente desglosar estas ediciones según las instituciones que supuestamente archivaron sus documentos con el objetivo de que la valoración global de la documentación conservada fuera más homogénea y acertada. Este criterio elemental de desglose se justifica por el hecho de que la procedencia archivística es el único dato seguro que en la mayor parte de los casos podemos tener, dada la dificultad de averiguar la 'institución productora' de la gran mayoría de escrituras de este período. Cada una de estas ediciones facticias presenta, sin embargo, problemas particulares por lo que a continuación, de forma muy breve, explicaremos cómo se ha procedido en cada caso a este desglose.
Esta colección iniciada por Ramón d'Abadal en 1926 alcanza en la actualidad seis volúmenes de documentación anterior al siglo XI, agrupados por los condados que conformaban este territorio. En PRJ se ha desglosado según las instituciones eclesiásticas de las que se ha tomado la documentación del siguiente modo: a) dando entrada a dichas instituciones cuando solo cuentan con la documentación editada por Abadal; b) añadiendo la documentación editada por Abadal a las instituciones que ya cuentan con ediciones específicas para los diplomas posteriores al período carolingio, dando un número diferente a cada edición. Así, por ejemplo, los documentos de la Catedral de Vic, que hasta el siglo X había editado Ordeig en Catalunya Carolingia IV (condados de Osona y Manresa) se han reunido con los del siglo XI que el mismo Ordeig editó como Diplomatari de esta catedral (Ver Fuentes).
El resultado es un número de instituciones mucho más elevado respecto al que podría resultar de contabilizar según la edición facticia que comentamos. No obstante, el desglose de esta colección no ha sido completo, debido a que hay documentación que resulta imposible asignar a ninguna institución, por lo que se conservan las entradas de los respectivos volúmenes de Catalunya Carolingia para contabilizar dichos documentos, seguidas de la las siglas DV [Documentos Varios].
- Portugaliae Monumenta Historica, Diplomata et Chartae (DC) (+)
El carácter de colección facticia de los Portugaliae aconsejó proceder a un desglose y un recuento por instituciones similar al realizado para Catalunya Carolingia. En este caso, sin embargo, aunque DC figure en la lista de ediciones, fue posible suprimirla como institución, porque se pudo identificar una procedencia archivística de todos los documentos inventariados y contabilizarlos en la institución en la que se conservaron durante la Edad Media, que hay que recordar que no es necesariamente aquella en la que fueron producidos y/o archivados inicialmente.
- La Coruña-. Fondo antiguo (+)
Esta edición facticia ha sido desglosada, siguiendo la misma lógica de asignar los documentos en ella recogidos a instituciones que disponían de una edición especifica de su documentación. Sin embargo, también en este caso, la imposibilidad de asignar todos los documentos de este fondo a instituciones con ediciones documentales independientes o 'conjuntos significativos' (Almerezo, Cumbraos o Ansemil), o documentos entre particulares de difícil adscripción institucional, obliga a conservar 'Fondo Coruña' en la lista de instituciones.
Otro de los criterios contemporáneos utilizados para editar los documentos medievales ha sido reunir todos los referidos a un rey, o, a veces, los de varios reyes respecto a un territorio o reino. En la base de datos PRJ, estas ediciones han sido consultadas, pero sólo se han incluido como 'institución' cuando editan documentos no publicados en las ediciones de otras instituciones. Esto ha ocurrido con las colecciones de los diplomas de los reyes de Pamplona, Sancho Garcés III, el Mayor (1004-1035), y de Aragón y de Navarra: Ramiro I (1035-1063), Sancho Ramírez (1063-1094) y Pedro I (1094-1104), de Aragón, que se han mantenido, pese a romper con la lógica 'institución-edición' adoptada, para contabilizar los documentos no atribuibles a ninguna institución ni, por ello, editados en otro lugar.
En ocasiones en la colección diplomática de un rey no hay ningún documento inédito y por tanto no se incluye como tal en la base de datos, caso de la de Alfonso VI de Gambra, pero se ha utilizado para digitalizar algún documento cuya transcripción y aparato crítico es mejor o simplemente aporta más información que el de la colección institucional de que se trate, aunque el documento se haya contabilizado por esta edición. En ese caso, la referencia va incluida en el texto digitalizado.
Otras colecciones facticias que ha sido obligado mantener son las de 'El Pilar', 'Huesca' y 'Jaca' en Aragón, por contener documentación no editada en otras instituciones.
En definitiva y resumiendo, el objetivo ha sido registrar en la base de datos PRJ las ediciones documentales más recientes y completas para todo el período referidas a cada institución eclesiástica. El resultado de este proceso de desglose, como ya se ha indicado, es que en la base de datos PRJ muchas instituciones cuentan con varias ediciones: una utilizada como matriz a la que se han añadido aquellas que la completan (Ver Documentación General). A veces, el número de ediciones responde simplemente a que la documentación de una institución se ha editado en varios volúmenes por uno o varios autores.